Todo el mundo tiene malos hábitos financieros. Especialmente cuando se trata de dinero. Los malos hábitos financieros te pueden llevar fácilmente a una condición de riesgo. También harán tu vida financiera mucho más difícil e incierta.
Por lo tanto, si quieres multiplicar tu dinero en los próximos años, comienza a practicar estos cuatro buenos hábitos financieros desde ya.
Buenos hábitos financieros
1 – Tener una relación sana con el dinero
Algunas personas ven el dinero como un chocolate mientras están en una dieta, prohibido, pero muy agradable. Otros piensan que el dinero es sucio. Algunos creen que tener dinero es malo. O piensan que el gusto por el dinero, o por las cosas que podemos comprar con el dinero, significa que la persona es egoísta y codiciosa.
Si piensas de alguna de las formas anteriormente, tengo malas noticias: probablemente nunca vas a ser rico. Si en algún nivel no te gusta el dinero, probablemente no tendrás mucho de eso. Si crees que el dinero es “malo”, esto significa que realmente no lo quieres.
Pero si piensas que te gustaría tener dinero, el primer paso es asegurarte de que tu cerebro no está trabajando en contra. Es necesario detenerse y pensar acerca de tu verdadera actitud. Así, para abrazar la idea; escribe en algún lugar “el dinero es bueno”.
2 – Saber que el dinero no es un fin
El valor en efectivo en tu cuenta bancaria o tu Patrimonio Neto no debe definir tu riqueza. Una estrategia mucho más inteligente (y más productiva) es reorientar tu pensamiento para que pueda ver el dinero como un medio para un fin.
¿Cuál es ese fin? Opciones. Si tienes dinero, la variedad de oportunidades disponibles – lo que puedes hacer con tu tiempo – se amplía considerablemente.
Por otro lado, ningún exceso de dinero equivale a menos opciones. Si estás luchando para llegar al final, tu menú de oportunidades sera limitado porque estarás enfocado en pagar el alquiler o el coche. No puedes elegir qué hacer, porque la cantidad de dinero aún es limitada.
3 – Diversifica
La idea detrás de la diversificación es simple. Si mantienes todos tus huevos en una canasta, estarás preparando todo para grandes pérdidas, o un posible desastre. Sin embargo, si extendies tu riesgo en diferentes tipos de activos, la correlación entre ellos ayudará a equilibrar las posibles pérdidas.
Pero la diversificación va más allá de poseer varios activos diferentes.
Lo que intentaos decir es lo siguiente. En primer lugar, haz la suma de todo lo que tienes, como acciones, títulos públicos o privados, planes de pensiones, bienes inmuebles, etc. Luego, resta lo que debes (la financiación de tu vivienda, préstamo personal, pensiones, financiación de coche, por ejemplo, entre otros). Lo que queda es tu patrimonio neto.
También es importante diversificar tus conocimientos. Esto incluye desde la experiencia financiera, personal y profesional, hasta tu beneficios y el poder de las ganancias. Tu conocimiento financiero va a medir como vas a ampliar tu patrimonio en el futuro y con qué fin.
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