Los gobiernos se excusan con las criptomonedas para espiarnos

Desde su lanzamiento en el 2009, el Bitcoin ha sido pionero del concepto de las criptomonedas y de la tecnología blockchain en el mundo, dando paso a la revolución tecnológica, económica e incluso política que estamos viviendo gracias al mercado de las criptodivisas. El Bitcoin proporciona una alternativa a la de la economía centralizada en torno a grandes bancos centrales y gobiernos, así como una vía para realizar transacciones anónimas.

Sin embargo, esta naturaleza anónima y encriptada ha colocado también a las criptomonedas en la mira de las agencias de seguridad y gobiernos alrededor del mundo.

Un ejemplo es la página que alguna vez existió en la “deep web” Silk Road (Ruta de Seda en español), un sitio web donde los usuarios podían comprar y vender desde drogas hasta armas de fuego utilizando el Bitcoin como medio de intercambio.

Y, como suele ser el caso con las personas que incursionan en este tipo de mercados, las cosas terminaron mal para la tienda con su cierre y el arresto de su fundador, Ross Ulbricht, por parte del FBI, dando fin a la carrera del más grande negociante de la red oscura.

Pero, mientras que es obvio que el anonimato de las criptomonedas puede beneficiar a aquellos negocios oscuros, entes como la Unión Europea ponen en duda su función en pro del terrorismo.

Esto se debe a la manera en que se registra: la blockchain. Todas las transacciones hechas están guardadas en la blockchain, un registro digital con software abierto que permite a todos los usuarios verificar las transacciones realizadas y le puede dar a las autoridades pistas para determinar quién envía el dinero a quién. De hecho, utilizar dinero fiduciario o “fiat” en efectivo es mucho más sencillo y difícil de rastrear que usar criptomonedas.

Bitcoin aparece en el mercado de futuros de Chicago

Bitcoin aparece en el mercado de futuros de Chicago

Y, mientras que es cierto que el terrorismo debe ser combatido y es una amenaza a nivel mundial, también es cierto que los gobiernos se han excusado en este para forzar regulaciones. Desde los ataques del 9 de septiembre en el World Trade Center, Estados Unidos inició la invasión a Afganistán. Y desde entonces, se han reportado múltiples veces quejas y evidencia que demuestran que cuerpos como la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) se dedican a espiar a la población estadounidense.

Y, con casos como el de los archivos revelados por Snowden, demuestra que estas afirmaciones son ciertas y que en muchas ocasiones el gobierno estadounidense utiliza el terrorismo como justificativo para el seguimiento de la vida de los ciudadanos.

Una de las mayores preocupaciones que las criptomonedas causan a los estados es la falta de leyes que declaren impuestos sobre estos activos, y que los usuarios las usen como escape ante las declaraciones de impuestos. Por esto, muchos esfuerzos de seguimiento se dedican a rastrear usuarios que no han declarado sus ganancias.

Un ejemplo de esto es la regulación del intercambio Coinbase en Estados Unidos, al que se le fue ordenado el entregar los detalles de sus principales usuarios para que las autoridades competentes pudiesen investigar e indagar en casos de evasión fiscal. Adicionalmente, Australia ordenó esta semana que todos los intercambios locales se registren en la agencia contra lavado de dinero.

Sin embargo, todo debe hacerse con moderación.

Si bien es necesario tener responsabilidad en el uso de las criptomonedas y frenar los usos criminales que se les dan a estas, también se debe tener mucho cuidado con la imposición de regulaciones fuertes que, en lugar de estimular, puedan poner límites y entorpecer el desarrollo de una de las tecnologías más relevantes y revolucionarias del presente siglo.

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